Chuparse el dedo es un reflejo natural que tienen casi todos los bebés. Esta costumbre comienza mientras están en el vientre de su madre y, en muchas ocasiones, la mantienen hasta su niñez.
Este hábito, también conocido como “succión digital”, aporta relajación, seguridad y confort a los bebés; en la mayoría de los casos incluso les ayuda a conciliar el sueño. Sin embargo, al igual que ocurre con el uso del chupete, si no se corta a tiempo esta costumbre, puede llegar a acarrear diversos efectos negativos en la boca del niño.
Consecuencias de chuparse el dedo para la salud de los niños
Maloclusión dental
La maloclusión dental es una alteración del crecimiento óseo del maxilar, de la mandíbula y/o de la posición de los dientes, que impide que se mastique correctamente y provoca desperfectos en la estética dental.
Existen diferentes tipos de maloclusión dental: transversal (anchura de los maxilares e inclinaciones dentales), vertical (no hay contacto de los dientes superiores e inferiores) o sagitales (una incorrecta posición de los molares evita que los labios se cierren adecuadamente).
Problemas de salud oral
Como consecuencia de no tener los dientes en la posición correcta, se dificulta al proceso de higiene dental y aumentan las posibilidades de padecer diferentes problemas dentales (acumulación de sarro, caries, gingivitis…)
Deformaciones en la boca de los niños
La succión digital de los niños también causa problemas en la formación facial:
- Crecimiento insuficiente del maxilar superior. Al chuparse el dedo, la lengua no ocupa el lugar que debería, lo que provoca que el maxilar no se pueda desarrollar correctamente. Esto afecta tanto a nivel estético como funcional: se crean procesos inflamatorios óseos, alteraciones metabólicas, traumatismos, quistes…
- Deformación del paladar. Al chuparnos el dedo estamos incitando a que nuestro paladar crezca de forma convexa.
Dificultades en el habla del niño
El aprendizaje y la educación en los primeros años de vida es fundamental. Aunque de normal no se le da tanta importancia a este hábito, la verdad es que chuparse el dedo puede llegar a afectar incluso en el lenguaje. Tener los dedos dentro de la boca impide a los niños vocalizar correctamente y puede producir dislalias.
Tratamientos para corregir hábitos anómalos
La ortodoncia interceptiva o funcional está pensada para corregir hábitos anómalos que interfieren en el crecimiento facial y maxilar. Estimula el correcto desarrollo de la mandíbula y los huesos maxilares para evitar futuras complicaciones, establece un adecuado equilibrio facial y muscular, detecta y previene anomalías dentales, fomenta la salud bucal y evita, en muchos casos, tener que recurrir a tratamientos ortodóncicos complejos de forma posterior.
Este tratamiento es recomendable comenzarlo entre los 7 y 11 años, al estar en pleno proceso de crecimiento. En los casos en los que el niño desarrolle problemas en el habla, estos pueden ser solucionados por medio de la ortodoncia interceptiva acompañada de un tratamiento de logopedia.