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Las bacterias comienzan a acumularse en la boca del bebé, aunque este todavía no tenga dientes. Cuando este sea el caso, envuelve tu dedo en gasa húmeda y acaricia las encías con delicadeza para limpiarlas.
Recuerda que la primera visita al dentista debe hacerse antes del primer año de vida. De esta forma, el dentista podrá darte consejos para cuidar la higiene dental del bebé y comprobar el estado de su boca para prevenir futuros problemas.
Cuando empiecen a aparecer los primeros dientes y hasta que el niño alcance los tres años de edad, puedes empezar a usar un cepillo pediátrico con pasta de dientes al menos dos veces al día. Eso sí, coloca muy poca cantidad, el equivalente al tamaño de un grano de arroz, y extiéndela bien por toda la superficie del cepillo.
Cuando el niño cumple dos años se puede aumentar la cantidad de pasta al tamaño de un guisante, y a los seis, al equivalente de un garbanzo.
La pasta debería tener al menos 1.000 ppm para que sea efectiva a la hora de prevenir la aparición de caries.
Lo más importante es mantener la calma, ya que los niños asumen las conductas que visualizan en los padres. Limpia la sangre, si la hubiera, y trata de detectar qué ha ocurrido con el diente golpeado. ¿Se ha roto? ¿Se ha caído? Localiza la parte fracturada o la pieza dental perdida y consérvala en leche si es posible, o incluso en la propia boca.
Aunque el instinto te pida llevarlo al médico, lo más recomendable es acudir al odontopediatra. Cuando un diente de leche récipe un golpe se podría ver afectada la “cuna” del diente definitivo. En caso de que se caiga un diente definitivo, si se actúa con rapidez el odontopediatra podría reimplantarlo y disminuir las implicaciones negativas del traumatismo.
Sí, se llama “caries del biberón” y es un problema muy frecuente en la salud dental de los más pequeños. Como los bebés se exponen de forma habitual a los azúcares que contiene este líquido, la caries se puede desarrollar rápidamente.
Por ello los padres deben estar advertidos, cuidar la higiene dental de sus hijos y, en el momento en que empiecen a erupcionar los primeros dientes, emplear pasta fluorizada para prevenir la caries dental.
Conforme los niños se hagan mayores y sean más conscientes de la importancia de la higiene dental, será menos necesario que los padres estén pendientes. Pero hasta los 7 u 8 años, es importante que supervisen que cumplen con la rutina de higiene y que se cepillan de forma correcta para no perjudicar sus dientes y encías.
Para cepillar los dientes del bebé es necesario que la madre se coloque detrás, sujete con delicadeza la cabeza para poder acceder a la boca y masajee los tejidos con una gasa, tanto para limpiar como para aliviar la salida de los dientes de leche. Esta técnica se debe mantener cuando aparezcan las primeras piezas, frotando esta vez con un cepillo pediátrico durante unos 20 segundos por arcada para eliminar las bacterias.
Cuando el niño crezca y ya pueda coger un cepillo, es importante enseñarles la forma correcta de manejarlo. Que empiecen realizando movimientos circulares sobre la superficie de las piezas dentales y deslicen las cedras de atrás hacia adelante con movimientos cortos. Poco a poco, deberán aprender a cepillarse de forma más meticulosa y abarcando todas las partes.
Sí y mucho, por diversos motivos. Además de cumplir una función masticatoria y estética, los dientes de leche guardan el espacio de los dientes definitivos y por tanto es necesario cuidarlos de la misma forma y curar las caries, en caso de que aparezcan.
En caso de que un diente de leche se caiga de forma prematura es necesario acudir al odontopediatra de inmediato, y generalmente recurrir a los mantenedores de espacio. Con estas herramientas se evita que los dientes próximos se desplacen y ocupen ese hueco destinado para el diente sucesor. De lo contrario, el niño podría tener problemas de ortodoncia en el futuro.
La caries es un proceso destructivo que afecta al diente. Si no se trata, afecta al nervio del diente y puede llegar a producir mucho dolor. Como los niños suelen consumir muchos alimentos azucarados y tener menos en cuenta su higiene dental, es más sencillo que desarrollen estas infecciones.
Para prevenir la aparición de caries, es importante que el niño desarrolle una correcta rutina de higiene dental y se alimente adecuadamente. Lo ideal es proporcionarle una dieta baja en sal y azúcar y en la que abunden frutas y verduras. De esta forma, además, se acostumbrará a tomar alimentos saludables, lo que repercutirá positivamente en su salud a largo plazo.
A los niños con mayor predisposición a tener caries se les puede recomendar el uso de barniz de flúor para proteger los dientes. También se pueden utilizar los selladores de fisuras sobre algunos molares. Consulta a tu dentista cuando lleves a tu hijo a revisión para comprobar si necesita que se tomen estas medidas.
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