El síndrome del incisivo molar es una enfermedad que afecta principalmente a los incisivos y primeros molares permanentes (los que nacen a los 6 años).
Se caracteriza por la presencia de manchas desde color blanco tiza a color crema o pardo, que compromete no solo a la estética sino también y especialmente, a la mayor propensión a la caries y sensibilidad dental. Se trata de una condición en la que el esmalte tiene falta y calidad de los minerales que lo componen siendo de por sí un diente más blando que se puede ir desgastando más fácilmente durante la función de masticación, comprometiendo así a una correcta mordida. Además, los dientes afectados suelen ser más sensibles y al tener molestias el niño no quiere cepillarlos presentando un riesgo 9 veces mayor de ser cariados, según diferentes estudios.
Las causas aún se desconocen, pero parece estar relacionado con el uso de medicamentos en el primer año de vida, especialmente con el uso en ese momento de broncodilatadores o haber padecido otitis de repetición. Se recomienda por ello que, desde el primer uso de un medicamento, tras su ingesta o pulverización, el niño se enjuague la boca, o al menos se le pase una gasita suave humedecida, para evitar el efecto negativo de esos medicamentos sobre los dientes.
Es importante un diagnóstico precoz que nos permita entrar en un plan de prevención, o acometer tratamientos paliativos-reparativos según el grado de severidad, que va desde la aplicación de fluorizaciones mensuales o trimestrales y el uso en casa de pastas dentífricas especiales de las que te informará adecuadamente nuestra Odontopediatra, hasta restauraciones coronales como empastes, coronas, endodoncias en los casos más severos, etc.
Son dientes de por sí con un pronóstico reservado que requieren de un seguimiento minucioso llevado a cabo por un equipo de Odontopediatría adecuadamente formado.